Muchas veces, para saber por qué se llaman las cosas como se llaman, tenemos que remitirnos a cómo o porqué suceden, así pues nos adentraremos un poco en la toponimia de nuestras Marismas, ya que despierta gran interés en nuestros visitantes.
No hace mucho tiempo, estamos hablando de mediados del siglo XX, que las marismas de Astillero eran solamente una parte de la Ría de Boo en la Bahía de Santander. Actualmente cuando visitamos estos espacios vemos que algo ha pasado, pero a simple vista nos puede resultar un poco difícil imaginarlo.
Para empezar a comprenderlo pensemos que las Marismas Blancas y Negras de Astillero no existían como tales, y que se fueron conformando según se depositaron materiales para tener más terreno industrial. Así pues se construyó un dique que hizo que la zona no se inundara con las mareas, y se fue rellenando con diferentes materiales, e incluso se plantaron eucaliptos y falsas acacias para fijar el terreno y que fuese más estable. Este proyecto con el tiempo se abandonó, y la evolución propia del terreno fue el volver a ser un humedal con varias especies vegetales oportunistas y otras de carácter más invasor.
Tras esta explicación es más fácil comprender por qué cada Marisma adquiere su nombre. Pues el caso es que los sustratos de relleno que componen la Marisma Blanca son más claros, dando un carácter blanquecino al paisaje, y por eso adquirieron este nombre, y como consecuencia las marismas creadas en el otro lado de la autovía, que no tienen este color blanquecino se comenzaron a llamar popularmente las Marismas Negras, tan sólo porque sus sustratos le dan un color más oscuro.
Una vez desvelado el secreto, seguro que cuando volvamos a pasear por las Marismas de Astillero quizás podamos verlas con otro color.
[Para saber más de las Marismas Blancas puedes ver el siguiente programa de La aventura del saber]
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